miércoles, octubre 31, 2012

LA LUNA: La Noche Oscura del Alma


PALABRAS CLAVE: LOCURA – SILENCIO – NOCHE – MIEDO – OSCURIDAD – MAGNETISMO – PASADO – MADRE – AMBIGÜEDAD – PASIVIDAD – PESADILLAS -SOLEDAD

Habíamos visto en la carta anterior que había cierta tristeza en los ojos de la Estrella, el ego del héroe ya no estaba presente en la escena, muchas cosas en su momento importantes habían quedado atrás. Sin embargo, el gozo de no sabernos solos compensa el dolor de la perdida que es esperanzadora y liberadora al mismo tiempo. Habíamos dicho también que era importante que la melancolía no nos invadiera, para que esa fe ganada, no nos abandonara cuando descendiéramos nuevamente a los infiernos y nadáramos en el agua del inconsciente. Este nuevo arcano, La Luna, nos sumerge una vez más en la oscuridad de la noche. Si bien es cierto que la experiencia no será tan desgarradora para el héroe como cuando por primera vez conoció a La Muerte, en este arcano se libra una batalla muy especial. En el mito universal del camino del héroe este atraviesa por distintas etapas: la “llamada a la aventura” por medio de la cual se conecta con su aspecto divino y emprende su viaje, el encuentro con los “ayudantes mágicos” que van a proporcionarle los elementos para salir victorioso en su empresa, el “primer umbral”, lugar en el que se bate a duelo con su guardián que custodia el pasaje hacia el otro mundo, “la batalla” con seres que harán lo imposible para que no obtenga el triunfo, y finalmente “el regreso” y la “devolución” de lo obtenido a la comunidad. En esta fase del camino de evolución de la conciencia nos encontramos en la etapa del “camino de regreso”. La meta del héroe ha sido cumplida, sin embargo todavía tiene que enfrentarse con el último desafío que de ser vencido, le dará carta blanca para regresar con honores.
Observemos la ilustración del tarot de Marsella. Si observamos la carta con nuestro hemisferio derecho podemos experimentar el silencio de la noche violentado por el aullido de dos lobos o perros que se encuentran justo antes de las dos torres, destino de nuestro héroe. Hay oscuridad y desolación. En el estanque nada un cangrejo de río que impide el paso. Dice Sallie Nichols que tal como ocurría en el arcano anterior en este tampoco aparece la figura del héroe lo que significa que psicológicamente está desconectado de sus aspectos humanos, su ego está sumergido en el reino del inconsciente. Vemos también dos plantas doradas, símbolos de la inmortalidad, cerca de las torres lo que nos sugiere que una vez que él logre atravesar todos los obstáculos podrá obtenerlas. Aquí también está presente la polaridad: dos torres, dos perros, dos plantas, los pares de opuestos que deberán ser finalmente integrados. La Luna es la protagonista de la escena, si observamos bien la carta vamos a ver que está rodeada por una esfera que sugiere al sol, que por supuesto remite también a la polaridad sol-luna. En La Torre veíamos que del cielo llovían esferas de colores, lo cual significaba que el golpe del cielo venia acompañado por bendiciones aunque en ese momento los protagonistas no lo vieran, por el contrario en La Luna hay gotas de agua que surgen de la tierra y son absorbidas por el astro, como si ella reclamara para sí toda la energía del héroe, lo cual nos habla de su aspecto devorador. Con respecto al símbolo del cangrejo representa el aspecto regresivo de la luna - animal lunar por excelencia ya que camina al revés - en el zodíaco occidental se corresponde con el signo de Cáncer cuyo regente es la Luna y su modelo arquetípico La Madre. Los perros son típicos guardianes de los umbrales en los mitos y leyendas, en la mitología griega el Can Cerbero es quien custodia el portal del Hades. Una vez más vemos cómo nuestro héroe tiene que aliarse a su parte animal, instintiva (tal como lo analizamos oportunamente en el arcano La Fuerza) para poder avanzar en lugar de atacarla. En los mitos griegos quienes fueron capaces de acceder al Hades no atacaron a Cerbero sino que encontraron caminos alternativos más sutiles para lograr el objetivo.
Según R. Wang la Luna se relaciona con la diosa griega Hécate, la hechicera que habita en el inframundo y es aún más temida que el mismo Hades ya que genera locura, epilepsia, y otras enfermedades a los mortales. Dice Wang que en el tarot las tres fases de la mujer (Doncella, Madre y Anciana) son ilustradas como La Suma Sacerdotisa, La Emperatriz, y La Luna. Estas cartas eran equivalentes en la mitología a Artemisa, Selene y Hécate. Las tres fases de la luna se relacionan entonces con estas distintas facetas del arquetipo de lo femenino: la luna creciente, sutil, femenina, frágil (la doncella), la luna llena, desbordante, fértil, generosa (la madre) y la luna nueva, que da una noche cerrada, atemorizante, extremadamente oscura, y que se relaciona con lo mágico (la bruja).
El tránsito que nos describe el arcano de La Luna es muy difícil de atravesar. Acá se juega nuestro poder personal, nuestra capacidad para distinguir realidad de ficción y de no dejarnos gobernar por nuestros aspectos sombríos. La luz de la luna es magnética y al mismo tiempo ambigüa. Bajo su luz - que ni siquiera le es propia - todo adquiere un color y una forma diferente. Es fácil dejarse engañar y seducir por ella, quedar hipnotizado, paralizado y entregarle toda nuestra energía. Las torres nos sugieren una ciudad que se encuentra a lo lejos, también nos parece interesante llegar hasta allí, sin embargo para eso tienen que sortearse los obstáculos, vencerse los miedos que nos impiden avanzar. Hay un cierto cansancio que se hace evidente en esta etapa del camino, sentimos melancolía por el pasado y en el fondo de nuestra alma abrigamos la esperanza de que todo cuanto hemos visto y entendido sea un sueño. Quizás la vida que llevábamos era mejor, se nos hace doloroso haber “despertado” cuando hay tanta inconsciencia en nuestro entorno. Sin embargo, por más que nos dejemos seducir por su falsa promesa de seguridad no hay más posibilidades de volver atrás, ya no hay adonde ir más que hacia delante. Cuando los dioses griegos regalaban a los mortales un don aún a su pesar no podían quitárselo. Psicológicamente significa que cuando tomamos conciencia de determinado aspecto oscuro llevándolo a la luz es imposible engañarnos a nosotros mismos y volver a sumergirlo en el estanque. No hay opciones, o avanzamos hacia un nuevo conocimiento de nosotros mismos o nos quedamos atrapados en la oscuridad de la noche, solos, locos, confundidos. S. Nichols hace una reflexión muy interesante respecto de este arcano que pone en evidencia la ambigüedad del mismo. Podemos resistirnos a entrar al agua con el cangrejo adentro o utilizar su armadura para cruzar el estanque. Podemos sentir pánico de enfrentarnos a los perros, o acariciarlos y utilizar el brillo de sus ojos para iluminar nuestra noche. Así podremos abrirnos paso para que al día siguiente cuando la luz empiece a emerger por el horizonte y la noche vaya perdiendo terreno, ya estemos a salvo en la ciudad y podamos salir a disfrutar del sol.

 

LA ESTRELLA: Esperanza y Libertad

“Cuando hayas encontrado el comienzo del camino, la estrella de tu alma mostrará su luz” máxima cabalística

PALABRAS CLAVE: LUZ INTERIOR – DESTINO – FLUIDEZ – LIMPIEZA – SABIDURÍA – CONFIANZA – ENTREGA – HUMILDAD - INICIOS – ESPIRITUALIDAD – INSPIRACIÓN – INTUICIONES - CALMA – ENTUSIASMO – PUREZA – ARMONIA – RECEPTIVIDAD - FUTURO

En el arcano anterior las estructuras del héroe se habían desmoronado, colapsadas por la fuerza de la divinidad que mediante un hecho súbito lo había liberado finalmente de sus ataduras. Como consecuencia de ello él había tomado conciencia de su aislamiento y omnipotencia y había podido percibir la presencia de la divinidad operando en dicha situación. En el arcano que le sigue y que vamos a tratar ahora, La Estrella, su “iluminación” entendida como cambio en su condición psíquica, se va a ser mucho más profunda. Va a comprender que no es un ser aislado, sino que está conectado con sus semejantes y todos ellos con el orden superior que es participe de su destino.
Dice R. Wang que las cartas que siguen en el tarot: La Estrella, la Luna y el Sol estaban originalmente unidas. El Sol y la Luna y todos los planetas fueron llamados “estrellas” y representaban la influencia del cielo en el destino del hombre. En el tarot original estas eran (como las virtudes en las artes liberales) representadas por figuras femeninas que sustentaban sus respectivos atributos. La figura no era la estrella propiamente dicha sino la personificación de la inteligencia que dirigía el destino de todos. Presumiblemente esta estrella única, primero ubicada antes que el Sol y la Luna hacía referencia a la “Estrella Matutina”. Así como también representa a la Estrella que guió los reyes magos al pesebre de Belén. Con lo cual se puede inferir que la estrella no sólo era esa fuerza astrológica que controlaba el destino de la humanidad sino también la proveedora de la guía divina por la cual uno puede elegir el camino correcto.
Las estrellas siempre han sido un elemento de proyección de los contenidos psíquicos y son el instrumento por el cual accedemos al cielo, así como los ojos son las ventanas del alma, las estrellas son los ojos del cielo, o las ventanas del alma del cielo. Vemos una estrella y pedimos un deseo, nos concentramos en una estrella como si ella pudiera conectarnos con nuestros seres queridos ausentes. Según Nichols las estrellas también nos relacionan con la inmortalidad, las figuras heroicas o las divinidades griegas eran inmortalizados como planetas o constelaciones. Cuando Quirón muere e intercambia su vida inmortal por la de Prometeo que había sido atado a una roca y condenado a sufrir el castigo por el cual un ave le comía el hígado por las noches que se regeneraba al día siguiente, Zeus en honor a él eleva su imagen al cielo y así se crea la constelación de Sagitario.
En el tarot marsellés vemos una mujer, centro de la escena, que sostiene dos cántaros en sus manos y vierte su líquido, el de un cántaro en un río y el del otro en la tierra. Está desnuda, vacía, lo que significa que está conectada con la naturaleza, despojada de todo, entregada a su tarea, expectante y llena de esperanza. Nos recuerda a La Templaza, arcano que también se sucede después de una gran crisis (La Muerte) y que tenía un trabajo entre manos, trasvasar líquido de una vasija a otra. El elemento agua está muy presente en estos dos arcanos, como función emocional y a la vez como el instrumento que permite limpiar, curar, purificar. Mientras en el arcano de La Estrella hay una mujer en La Templanza encontramos un ángel. Quizás porque en ese estadio del viaje nuestro héroe necesitaba encontrarse cara a cara con la divinidad y en este ya ha experimentado ese encuentro, incluso ha conocido la faceta más dura e iracunda de ella. Quizás también porque la propuesta de La Estrella sea el encuentro entre su propia humanidad y la divinidad en una instancia más armónica y pacífica, para luego poder transmitir este conocimiento al resto de los hombres. Dice Sallie Nichols que mientras La Templanza recoge y mezcla las partes de la psique que La Muerte ha dejado desparramados, dirigiendo esas esencias hacia nuevos caminos, el trabajo de La Estrella es distinto. Consiste en separar y redistribuir, quizás esta mujer esté separando cuidadosamente los contenidos arquetípicos del inconsciente de los contenidos más personales, parece verterlos de nuevo en los riachuelos compartidos por la humanidad. Podemos ver entonces cómo acá se hace muy evidente el pasaje de lo individual hacia lo colectivo. El héroe toma conciencia de que no está solo, comparte un destino común con la humanidad y alinea su vida a los deseos del cielo.
Esta mujer está sola en el silencio de la noche, momento que llama a la introspección, a la visión interior, hay paz en ese silencio, estado que preexiste a la creación de lo nuevo. No hay angustia ni rastros de la omnipotencia que estaba presente en La Torre. La mujer hace su trabajo humildemente y en calma. Tiene la sabiduría suficiente para saber que el fruto de su esfuerzo será una fertilidad nueva. Hay aquí una gran esperanza y entrega, ella vacía el cántaro sin saber adónde llegará el resultado de su trabajo, quien beberá esas aguas, qué nuevas tierras serán fertilizadas.
Por detrás de la figura vemos una gran estrella y otras sietes más, todas de ocho puntas. La estrella central representa un mandala, se puede asociar también con la estrella polar, el centro por el cual gira el firmamento. Según R. Wang el número ocho que tal como el leminscato es el símbolo del infinito, se refiere al mercurio alquímico, a la palabra. Dice S. Nichols que en los textos alquímicos aparecen configuraciones como estas, que muestran una estrella gigante (que representa el proceso de iluminación) al lado de los siete planetas. El proceso de individuación de Jung es parecido al objetivo alquimista que consistía en la liberación espiritual del hombre y como este se debe realizar en soledad. Además Jung propone que la salvación del hombre radica en su propia psiquis, lograr la conexión con su yo superior, provoca un efecto dominó en el resto de la sociedad pero el punto inicial es siempre el individuo. Quien se encuentra a su estrella interior y se deja iluminar por ella se convierte en la luz que guía a quienes aún están perdidos en la oscuridad de su inconsciente.
En este sentido vemos la evolución con respecto al arcano anterior, en la Torre el héroe necesitaba el golpe para reaccionar, el protagonista era Dios, en la Estrella la protagonista es la mujer y Dios está presente, por supuesto, pero en otra parte de la escena.
Vemos en el fondo de la carta dos árboles florecidos, podemos asociarlos a los árboles de la Vida y del Bien y del Mal del Edén. Ellos representan la conexión entre el cielo y la tierra, ya que hunden sus raíces en la tierra y elevan su copa hacia el cielo. Hay un pájaro negro en uno de esos árboles, mensajero de los dioses. Según H. Banzhaf el vuelo de los pájaros era utilizado como oráculo y simbolizaban la capacidad visionaria de las deidades a las que pertenecían. También, como las dos vasijas, se relacionan con los pares de opuestos, inconsciente y conciente. En esta fase del camino evolutivo, el ego y nuestro espíritu racional están disminuidos y por ende las intuiciones pueden surgir. Dice Nichols que en ese punto el ego empieza a estar lleno de una sensación de destino y asimismo empieza a experimentar su sino individual como parte de un todo, comienza a descubrir que los hechos de la vida cotidiana toman otra dimensión si se empieza a comprenderlos como hechos trascendentes que asociados encuentran un nuevo sentido.
Esperanza y libertad definen la esencia de La Estrella. Esperanza por el nuevo comienzo, por el encuentro con nuestra propia luz que ha de guiarnos por el camino, y libertad porque estamos despojados de mandatos, ideas, “ropajes” de nuestra civilización, libres para volver a empezar ahora con una nueva conciencia. Es cierto que notamos cierta tristeza en los ojos de la Estrella. Mucho ha quedado atrás, es inmensa la emoción de no sabernos criaturas abandonadas en el universo. Es importante que la melancolía no nos domine, no hay que perder la fe ganada, para que cuando conozcamos al próximo arcano, La Luna, no nos perdamos en la oscuridad de la noche.

 

LA TORRE: Destruccion - Creación

PALABRAS CLAVE: ESTRUCTURAS – RIGIDEZ – GOLPE – CATASTROFE – AISLAMIENTO – SOBERBIA – OMNIPOTENCIA – FATALIDAD – LIBERACIÓN - ILUMINACION

En el arcano anterior nuestro héroe estaba atrapado por su sombra, representada por el Diablo, parecía no darse cuenta hasta qué punto estaba esclavizado por sus pasiones. El apego y el sometimiento eran absolutos. Habíamos dicho también que si él no podía liberarse por sí mismo la vida iba a hacerlo por él. Esta es la clave del arcano “La Torre” y por ende su propuesta es la liberación.
Veamos la imagen del tarot marsellés. Nos muestra una torre sin ventanas y con una puerta muy pequeña. En la cúpula hay una corona que es impactada por una pluma, como consecuencia sus habitantes un hombre y una mujer caen uno a cada lado, y en medio de ellos caen también esferas de colores. A simple vista parece una contradicción: ¿es una desgracia o una bendición? La respuesta es: ambas cosas.
Concentrémonos por un momento en el símbolo de la TORRE y su utilización en el mundo antiguo. Dice Sallie Nichols que en primer lugar uno asocial la torre a la famosa la torre de Babel que se menciona en la Biblia, un edificio construido por Nemrod para conquistar el cielo y que según el relato provoca la ira y la venganza de Dios y por lo tanto es destruida. También eran utilizados como lugares de reclusión para prisioneros, y edificios pensados para conectar el cielo con la tierra. Sin embargo, la temática de la torre del tarot plantea el caso de dos personas que hacen de su propia torre su dios. Estaban aislados tanto del mundo externo como de la divinidad, creían no necesitar a nada ni a nadie, “permanecían cerrados a cualquier posibilidad de intervención milagrosa” dice S. Nichols “para conseguir tal cosa los dioses tenían que buscar un modo de entrar en ella, aunque fuera por la fuerza”. Sin embargo, como decíamos anteriormente, lejos de ser una fatalidad esta entrada es liberadora y su efecto mágico que conduce a la iluminación, está representado por las esferas de colores que caen al lado de los personajes. Ellos no las perciben, están demasiado shockeados por el impacto y totalmente tomados por la experiencia y su consecuente desenlace. El golpe viene directamente del cielo. Este impacto que en el tarot marsellés es realizado mediante una pluma se puede asociar con el rayo del dios griego Zeus (el dios del trueno y el rayo asi como también el protector de la ley y la moral), y Thor el dios nórdico que portaba su martillo y era conocido como el dios destructor, tal como dice R. Wang. El aclara que en todas las culturas el dios del cielo tiene muchas responsabilidades, además del hecho de la creación. En primer lugar, el es el protector arquetípico de sus criaturas, lo cual significa que debe preservar y proteger el orden y la integridad de lo que el mismo ha creado. Pero su fuego iluminador es también lo que destruye para que así el ciclo destrucción – creación vuelve a comenzar. Dice Wang que el arquetipo del Padre que hace la guerra está separado del Padre Celestial, lo cual queda muy claro en la mitología romana, Marte era el dios de la guerra seguido por Júpiter.
Aunque en un primer momento las personas expulsadas de la torre se quejen de su destino, pregunten a dios ¿por qué a mi?, no pueden ser conscientes del efecto salvador de este acontecimiento, se sienten abandonados por él y no alcanzan a ver su mano, dios no los ha olvidado, todo lo contrario, ellos se han olvidado de dios, pero él nunca se olvida de sus criaturas. La sutileza de ello se encuentra representada por la pluma que es un elemento suave que la divinidad utiliza para derribar la torre, lo cual nos hace pensar qué rígida debió haber sido esta torre para que una pluma la derribe. Tal como dice el Tao lo que cuanto más rígida es una estructura más fácil es tumbarla. La corona, es símbolo del ego entronizado de los personajes que la divinidad se encarga de poner en su lugar.
Las torres son estructuras construidas por el hombre. Paradójicamente en la antigüedad se utilizaban como prisiones y lugares de adoración a dios, en la actualidad para el hombre urbano, contemporáneo también suele ser una prisión moderna. Se despierta en el piso del edifico donde vive, y pasa ocho horas en su oficina ubicada en otra torre, lejos de la naturaleza, respirando un aire artificial. Cada día se construyen torres más sofisticadas, “inteligentes” que parecen templos para adorar al sistema en el que los hombres están inmersos. Sin embargo las torres también pueden ser prisiones psicológicas: matrimonios acabados, trabajos insatisfactorios, ideologías, fanatismos, mandatos familiares, y cualquier otra cosa que nos aísle. Entonces nuestra pareja nos deja y la empresa quiebra. Nuestro mundo se desmorona súbitamente. Podemos sentirnos desgraciados y aferrarnos a lo poco que queda de nuestra torre, o bien iluminarnos, hacer visible la intervención divina detrás de la experiencia. Para Jung “la iluminación significa un repentino, inesperado, y poderoso cambio de la condición psíquica”. Simbólicamente la iluminación se relaciona con el falo así como con la serpiente y su función iluminadora, vivificante, fertilizadora, transformadora y curativa. El derrumbe de la torre puede hacernos conscientes de cuán rígidos eramos respecto de determinados aspectos, vínculos o ideas en nuestras vidas y consecuentemente “iniciarnos” para que podamos construir espacios diferentes, más flexibles, en donde podamos dejar entrar la luz, y estar protegidos sin dejar de conectarnos con el exterior. Así una vez que podamos recuperarnos del shock, despojados al fin de nuestras estructuras, logremos prepararnos para la experiencia de la entrega total que nos espera cuando nos encontremos con nuestro próximo arcano, La Estrella.

 

martes, octubre 30, 2012

La Rueda de la Fortuna: Lo Unico Permamente es el Cambio

PALABRAS CLAVE: OPORTUNIDAD - DESTINO / LIBRE ALBEDRÍO - MOVIMIENTO - AZAR - CAMBIO


"Todo va, todo vuelve; gira eternamente la rueda del ser ... Tortuoso es el sendero de la eternidad" Niestzche

“La vida humana rueda inestable como los radios de una rueda de carro” Anacreonte


Este estado de pasividad y reflexión con el que nos conectaba El Ermitaño y cuyo objetivo era la búsqueda de la propia sabiduría no podía durar para siempre. Como habrán observado el camino del tarot es un sistema de pesos y contrapesos, frecuentemente las cartas ying van precedidas por cartas más activas, lo que alude a lo cíclico, con esto resumimos un poco el título de nuestro arcano de hoy.
En la vida cotidiana la rueda es fundamental y esto es algo que comprobamos a diario, en la antigüedad surge para facilitar la vida del hombre: sirve para que sus construcciones se puedan hacer en menos tiempo y con menos esfuerzo, puede trasladarse él mismo y así interactuar con el entorno que lo rodea. El simbolismo de la rueda es rico en las distintas culturas. Simboliza los ciclos, las repeticiones, las renovaciones. Es un símbolo solar en la mayor parte de las tradiciones, también se revela como un símbolo del mundo, siendo el centro inmóvil el principio del que emana el movimiento, el remolino incesante de la manifestación. La rueda que el Buda pone en movimiento es la “rueda de la ley”, la ley del destino humano. La “rueda de la existencia” del budismo tibetano está basada en la idea de las mutaciones incesantes, representa la sucesión de los múltiples estados del ser cuyo movimiento cesa cuando se alcanza la iluminación. Ruedas son también los chakras, centros energéticos por donde atraviesa la corriente del kundalini. La rueda es sinónimo de revelación divina, en el libro de Ezequiel se hace referencia a una rueda con constelaciones de ojos, como está dibujado el arcano del tarot junguiano, en donde vemos a una mujer sosteniendo una rueda rodeada en sus bordes por ojos y en cuyo centro hay un hombre. Esta alegoría de estrellas-ojos tiende a expresar la omnisciencia y la omnipresencia de la divinidad, nada se escapa a la mirada de dios. Para Jung los rosetones de las catedrales representan al sí mismo, la unidad en la totalidad, es un mandala. Es la rueda de los nacimientos y las muertes, en el plano humano la inestabilidad permanente. Podemos concluir diciendo que la rueda se inscribe en el marco general de los símbolos de emanación-retorno que expresan la evolución del universo y del ser humano.
Con respecto al arcano Hajo Banzhaf en su libro “El tarot y el viaje del héroe” nos dice que este arcano suele interpretarse de forma superficial, que se lo toma en forma literal ya que se lo suele relacionar con el azar, la providencia, él prefiere asociarlo a la “tarea” que todos debemos realizar en nuestra vida. Sin embargo, no es que el concepto de azar sea incorrecto, sino insuficiente. La rueda nos confronta con uno de los grandes dilemas de la humanidad: destino o libre albedrío. En la antigüedad estaba muy arraigado el concepto de “destino”, por ejemplo, la astrología antigua hablaba de planetas maléficos y benéficos, el hombre estaba atado a un hado del que no podía escapar. Con el advenimiento de la psicología hoy la astrología ya no es determinista como lo era en otro tiempo. Si bien somos un microcosmos que formamos parte de un macrocosmos y estamos “sintonizados” con la propuesta energética de la configuración planetaria con la que hemos nacido, este conjunto de potencialidades que adquirimos se desarrollará o no en la medida que nosotros lo decidamos. El hombre no es víctima de sus dioses sino que como recipiente de la divinidad puede caminar junto a ellos, aprovechar sus dones y construir su propio destino. En ese sentido se puede comprender lo que nos dice Banzhaf cuando interpreta que la rueda simboliza nuestras tareas en la vida, pero más que la misión la rueda nos recuerda que somos la expresión de una totalidad y que esa singularidad es la que en definitiva nos va a permitir desarrollar nuestra “tarea” en la vida. Sallie Nichols nos dice que la rueda nos permite entender que los acontecimientos de nuestra vida no suceden repentinamente sino que son parte de un proceso. Aún cuando la aparición de ciertas situaciones nos tomen por sorpresa, desprevenidos, nada de lo que sucede en nuestras vidas es totalmente ajeno. Según Jung aquellos aspectos de nuestra psiquis que nos negamos a desarrollar o expresar los encontramos proyectados en el afuera y llegan a nosotros como “destino”. De modo que el hombre no es la víctima del universo ni del mundo, sino que es co-creador de su propia realidad. Es cierto que no podemos librarnos del “destino” de pisar esta tierra y de vivir de acuerdo a las leyes de la naturaleza pero sí podemos anticiparnos a sus ritmos, conocer qué nos pide la vida en determinado momento, evitar desastres causados por nuestros propios instintos. Cuánto más concientes estemos, más despiertos, seremos nosotros quienes tengamos el control de la rueda, evitando así nuestra propia destrucción. “No somos de ninguna manera moscas atrapadas en la red del destino. Dentro de los confines de la rueda hay un amplio campo de actuación para el movimiento.
En el tarot marsellés encontramos una rueda mantenida en el aire por un aparejo a la cual se cuelgan dos animales, mientras que una esfinge coronada de oro y alada sostiene una espada, está sentada sobre un zócalo en la parte superior de la rueda. Esta rueda tiene seis radios una manivela que la hace girar. A la izquierda de la rueda se cuelga un mono con la cabeza hacia abajo y medio cuerpo escondido, a la derecha hay un perro con un collar que le ciñe las orejas y que parece subir hacia la esfinge. Se ha interpretado que estos animales son Hermanubis, el genio del bien y Tifón el genio del mal, de la destrucción y la desintegración. En esta imagen volvemos a ver el concepto de los opuestos: luz y sombra. Vimos estos dos opuestos en los sacerdotes que escuchaban al Hierofante, en los caballos del Carro y en los platillos de la Justicia. Dice Sallie Nichols que el hecho de que estén vestidas significa que esas fuerzas se encuentran parcialmente civilizadas. La criatura que se encuentra en la cima de la rueda se asemeja a una Esfinge, representativa del lado oscuro de la Emperatriz, la madre devoradora, la misma esfinge que – en el mito de Edipo- interrogaba a todos los que entraban a Tebas y los mataba cuando no adivinaban el acertijo. Como decíamos cuando analizábamos el símbolo de la rueda este arcano es un sistema de fuerzas y su esencia es el movimiento. La vida es un proceso, un sistema de constante transformación que incluye integración y desintegración, generación y degeneración. Nada existe separado de la totalidad, todo se manifiesta y todo muere en forma simultánea. Dice Nichols que meditar acerca del movimiento perpetuo de la rueda nos puede ayudar a experimentar la simultaneidad de los opuestos por más irreconciliables que estos parezcan. Hay muchos opuestos simbolizados en la rueda: movimiento – estabilidad; trascendencia – intrascendencia, lo temporal y lo eterno. El centro de la rueda representa la ley universal, lo arquetípico mientras que el borde exterior es la vida humana, lo efímero. El centro expresa la plenitud indiferenciada del puro ser cuya esencia es inmutable e imperecedera mientras que el borde ofrece modificaciones, experiencias, movimientos. A diferencia del 0 del loco la rueda no está vacía, ya que este estado indiferenciado del loco correspondía al estadío previo a la creación y a la dualidad sobreviniente.
Con respecto a su número diez notamos que su número remite al uno y a la vez contiene el 0, lo que anuncia un nuevo ciclo, una nueva toma de conciencia para el hombre que lejos de temer a sus dioses puede comunicarse con ellos, dejar de sentirse solo, acercarse a sus misterios.



lunes, septiembre 17, 2012

VENTAJAS DE EXPLORAR EL TAROT DESDE LA OPTICA DE LOS ARQUETIPOS

Explorar el mundo del tarot siempre es una experiencia enriquecedora. El tarot es un viaje que se inicia desde la nada misma, el caos total, el mundo del Loco y finaliza en El Mundo, la completud que nos prepara para el nuevo ciclo.
En la vida hay distintos tipos de viajes y diversas formas de explorar esos territorios. Multiples paisajes, personajes, y experiencias nos esperan cada vez que nos alejamos de nuestro universo y nos lanzamos a la aventura de lo nuevo. El tarot es uno de los mapas posibles en el viaje hacia la conquista de nuesta conciencia. El mito universal del heroe se plasma en el camino del tarot. El heroe se aleja de su comunidad con un fin y en su camino se enfrenta con distintos obstaculos a vencer, muere y resucita, y finalmente vuelve a su anterior mundo renovado, transformado. En los veintidos arcanos encontraremos esos desafios, los ayudantes, las dudas y dualidades, los momentos de parálisis, el ego, la sombra, el encuentro con nuestro complemento, la relacion con nuestro si mismo.
El mazo de tarot nos ofrece una rica galeria de personajes: cada uno con su impronta, su mundo emocional y mental. A traves de este metodo de estudio realmente conoceremos a esos personajes: qué sienten, qué piensan, cuales son sus necesidades e intereses, que arquetipo subyace, en que mitos encontramos su historia. Por ejemplo: ¿Quién es El Emperador? ¿Cómo es su mundo? ¿Es representativo de mi animus, mi aspecto masculino? Lejos de recitar una serie de atributos aprendidos de memoria, conectaremos con su escencia, como si fuese alguien de carne y hueso, y haremos contacto con nuestro emperador interno.
Entender el tarot como proceso psicologico, comprendiendo los arcanos como parte de un todo y al mismo tiempo como instancias particulaes que plantean distintas situaciones y desafios propios de cada etapa, nos permite tener un acercamiento mas preciso a su mensaje. ¿Con qué energia estoy conectada en este momento? ¿Que debo sanar?
Compenetrarnos en el entramado del tarot es una experiencia unica que nos acerca un poco mas a la vida y sus misterios.