martes, octubre 13, 2009

la metodologia de Jung en el tarot

Dice Robert Wang en su libro “El tarot junguiano” que Jung fue uno de los pensadores más originales del siglo XX. Su postulación acerca del inconsciente colectivo generó una escuela de psicología moderna que ha sido muchas veces cuestionada aunque nunca ignorada. Afirma también que la teoría de Jung establece que la psiquis es una totalidad que se divide en dos grandes áreas: el ego conciencia y el inconsciente. El ego conciencia es nuestro yo, aquello que creemos ser en función de nuestra historia personal, nuestra educación, los mandatos, lo que nos enseñaron a “ser”, la conciencia de nuestra individualidad que nos conecta con la ficción de creer que estamos separados del todo. El ego se apoya en la máscara que es aquello que le mostramos al mundo y que en general mucha gente cree ser, la máscara nos permite escondernos de los demás, y es necesaria para enfrentar el día a día, mientras no se nos haga carne al punto que no podamos saber donde empieza y dónde termina. El inconsciente personal, la “sombra” está compuesta por nuestros “complejos”. Además de ese inconsciente personal existe otro inconsciente que hace frontera con aquel. Cada ser humano comparte lo que él denominó el “inconsciente colectivo”. A diferencia del inconsciente personal este es heredado, y está formado por lo que él denominó “arquetipos” que son patrones conformados por la humanidad. El número y la forma de estos arquetipos, creados por la experiencia humana, es ilimitado. Pueden aparecer como personalidades específicas, como aquellas sugeridas en las imágenes arquetípicas de las cartas del tarot, o pueden ser situaciones o lugares. Los arquetipos son concebidos como algo profundamente enterrado en cada persona que en suma conforma al inconsciente colectivo ya que cuando estos arquetipos entran en la conciencia individual, toman el color y el tono de la personalidad que la percibe. El principio es que cada persona tiene en sí misma, por ejemplo, una idea de “madre” o “padre”, que no es puramente individual, sino que ha sido construida por siglos como un concepto determinado socialmente, y con el cual la interacción con la madre y del padre actual está relacionada. En el tarot el arquetipo de la madre se ve en La Emperatriz. Ella es la Hera de la mitología griega.
En su pensamiento, Jung destaca el concepto de “polaridad”, ying y yang como inherente al mundo de los hombres. Concibe una existencia bipolar, de opuestos complementarios no excluyentes, de tal modo que la luz contiene oscuridad y la oscuridad luz respectivamente. A partir del momento en que Adán y Eva son expulsados del Edén, ese instante en que el estado de totalidad representado por el paraíso cesa por elección de nuestros ancestros, surgen los opuestos. Adán y Eva se contemplan uno al otro, se ven desnudos y sienten vergüenza. Surgen las diferencias, los opuestos: femenino-masculino. Y el hombre se siente dividido, su propio infierno se convierte en esa escisión, este dolor existencial que lo hace sentirse solo y separado de todo, tal como lo describe Erich Fromm en su libro “El arte de amar”. La cuestión principal en la psicología junguiana es lograr la reconciliación de las dualidades en el individuo, a través del camino de individuación que en definitiva van a unirse en su self. Las dualidades existentes en cada persona, son representadas a través de los más diversos símbolos en los distintos mitos y leyendas, tales como masculino y femenino, sol y luna, luz y oscuridad, blanco y negro, oro y plata, conciente e inconsciente, en definitiva se corresponden con estados de conciencia. Es por este motivo que para ser consecuentes con el pensamiento junguiano no utilizamos las cartas invertidas. Otra de contribuciones fundamentales de la teoría de Jung fue su postulado respecto a que cada hombre posee en su inconsciente personal una personalidad femenina (Anima) y que cada mujer tiene también en su inconsciente una personalidad masculina (Animus). Estos son los opuestos que uno debe esforzarse por resolver y que son trasladados a mujeres y hombres de carne y hueso en los que se proyectan estos aspectos de la psiquis. En la medida en que cada hombre se “una” a su lado femenino, lo integre a su masculinidad, se integre a sí mismo, podrá tener vínculos más sanos y más evolucionados con mujeres de carne y hueso, dejará de guiarse por meras proyecciones, y entablará vínculos reales. El mismo criterio se aplica a las mujeres en relación con su ánimus.
En realidad el ánima y el ánimus forman parte de los arquetipos de la Madre y del Padre, ya que ambos son construidos en la psiquis humana a partir de los vínculos que se hayan forjado con la madre y el padre biológico. Las imágenes del tarot se relacionan con estos arquetipos.
Es interesante el análisis que hace Robert Wang con respecto a que el tarot puede ser entendido como una descripción de diversas acciones relativas a la integración de los opuestos –como sea que sean llamados- energía y forma, masculino y femenino, en el Self. Teóricamente, el Loco (Espíritu) crea El Mago (El primer principio masculino), de quien emerge La Suma Sacerdotisa (el primer principio femenino). Se entiende que todas estas cartas muestran estos opuestos con diferentes vestimentas (en diferentes niveles y en diferentes situaciones). Afirma también que hoy la metodología de Jung señala el camino hacia un entendimiento directo de las imágenes de las cartas como condiciones psicológicas y experiencias personales. Encarar el estudio del tarot con esta mirada enriquece la lectura, en tanto podemos comprender mejor qué patrón psicológico se encuentra presente, qué arquetipo está activo o por el contrario tiene que ser integrado.
¿En qué nos basamos entonces para interpretar el oráculo? En el concepto junguiano de la sincronicidad para explicar cómo funciona el mismo. La sincronicidad consiste en la unión trascendental de dos hechos que aparentemente parecen desligados y que sin embargo, conforman una unidad física y psíquica. El hecho de extraer una carta es un hecho físico, el problema, la consulta es un hecho psíquico, el momento en que se extrae una carta y la situación determinada comparten la misma esencia por ende el significado arquetípico de la carta nos va dar la respuesta a la inquietud que se plantea. Marie von Franz en su libro “Adivinación y Sincronicidad” explica muy claramente este fenómeno. Entonces la interpretación se enriquece, no se trata ya de predecir tal o cual situación externa que deja a la persona en un lugar de dependencia con respecto al afuera, sino de conocer cuál es la cualidad energética del momento en el que nos encontramos, cualidad que tiene que ver con su propio mundo interior, y obviamente la interacción de ese mundo con el afuera. Ese conocimiento le va a servir a la persona para poder tomar mejores decisiones.
Otro concepto interesante de la teoría de Jung es la relación entre los cuatro elementos de la naturaleza y los tipos psicológicos. Muchas culturas hacen referencia a los cuatro elementos en distintos mitos y leyendas, en los textos de la Alquimia también se hacen presentes. En realidad los cuatro elementos (agua-aire; tierra-fuego) representan dos pares de opuestos que no son más que condiciones psíquicas, o dicho de otra manera formas de filtrar las experiencias. Jung habla de función superior y función inferior. Todos contamos con las funciones psíquicas en nuestra psiquis, sin embargo en general hay una función que es predominante y por ende su función opuesta se encuentra en detrimento. El aire y el agua son elementos opuestos. El aire se corresponde con el pensamiento lógico-matemático, mientras que el agua se relaciona con el mundo de las emociones. Una persona “pensante” filtrará las experiencias de la vida con su mente, “piensa” luego “siente”, le cuesta por ende conectar con sus propias emociones y sentimientos, por el contrario la persona “sentimental” filtra a través de su sentir, y su pensamiento queda en segundo lugar. En el tarot vamos a hacer referencia a los elementos de cada uno de los arcanos, esto nos va a ayudar a poder entender mejor su cualidad energética.